«El mayor logro científico de este siglo tan fértil en el campo de la ciencia es el descubrimiento de que somos sumamente ignorantes; sabemos muy poco de la naturaleza y comprendemos mucho menos.»
«El temor a Dios no es el principio de la sabiduría. El temor a Dios es la muerte de la sabiduría. El escepticismo y la duda llevan al estudio y la investigación, y la investigación es el principio de la sabiduría. El mundo moderno es el hijo de la duda y la interrogación, como el mundo antiguo fue el mundo del miedo y de la fe.»
«Recuerdo a los hombres famosos del pasado: Alejandro, Pompeyo, Julio César, Sócrates, y tantos otros; y me pregunto: ahora ¿dónde están? ¡Cuánto han luchado, para luego morir y volverse tierra…! La vida no es sino un río de cosas que pasan y se pierden. Veo una cosa por un instante, y ya pasó; y otras y otras pasarán… Pronto me llegará la orden: -te has embarcado; has navegado; has llegado; desembarca…-.»
«Para vivir hay que trabajar, ¿verdad? Y si no trabajás estás viviendo de garrón a costilla de alguien. Y la vida de parásito no es digna, pero tampoco podés vivir nada más que para trabajar. Así de sencillo. Porque lo más glorioso que tenés es la vida. Y eso, que es tan elemental es la cosa que más olvidamos, pero nos lo hace olvidar la cultura, el medio ambiente y sobre todo esa violencia de arrastre que tiene la sociedad de consumo y que parece que si no estamos subidos en ese tren nos vamos a morir.»
«No existe una teoría. Solo tienes que escuchar. El placer es la ley. Me gusta la música con pasión. Y porque me gusta trato de liberarla de las tradiciones estériles que la ahogan. Es un arte libre que brota – un arte al aire libre, sin límites, como los elementos, el viento, el cielo, el mar. En ningún caso debe ser cerrado y convertido en un arte académico.»
«Cada cañón que se fabrica, cada buque de guerra que se bota, cada cohete que se lanza significa, a fin de cuentas, que se está robando a los que tienen hambre y no están siendo alimentados […] Este mundo armado no solo está gastando dinero. Está gastando… las esperanzas de los niños.»
«¡Qué poco vale uno ya! Hasta las ratas se suben a ensuciar la azotea de los pensamientos. Esto es lo que hay de nuevo en mi vida: ratas. Ya tengo ratas, piojos, pulgas, chinches, sarna. Este rincón que tengo para vivir será muy pronto un parque zoológico, o mejor dicho, una casa de fieras…»